lunes, 1 de septiembre de 2008

100 años de perdón

Esperando a robar al próximo incauto peatón, observa con atención, la próxima víctima una elegante dama.

-Disculpe.
-No hay cuidado, joven.

Y al meter las manos a las bolsas del pantalón, las ganancias de un largo día de robo han desaparecido. Una elegante dama se contonea a la distancia.

No hay comentarios: